Los romanos tenían la costumbre de construir una bella fuente al final de los acueductos que traían agua a la ciudad, así que el
papa Clemente XII hizo un concurso para diseñar el punto final del
Aqua Virgo, uno de los antiguos acueductos que suministraban agua a
Roma.
Además de la sorprendente belleza y tamaño (es una de las fuentes antiguas más grandes del mundo), la construcción además fue hecha para celebra el poder y la fuerza del agua.
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