Galapagos fue declarado por las Naciones Unidas patrimonio natural de la Humanidad desde 1979 por sus especies terrestres y marinas únicas en el planeta.
La increíble belleza de este lugar y la paz que se percibe en estas islas conforman un ámbito especialmente grato donde reponer energías. Los niños pueden jugar en libertad con animales que en cualquier otro lugar podrían asustarlos. Y a su vez todos los animales se sienten tan cómodos y protegidos que «alternan» con los seres humanos en perfecta armonía.
Para que todo esto suceda en las Islas Galapagos, mucha gente trabaja muy duro; es un paraíso que el turismo ayuda a mantener con visitas muy dosificadas, bajo estricta organización, generalmente a través de cruceros adecuadamente preparados.
Las Islas Galapagos están en el Océano Pacífico, a 972 kilómetros de la costa del Ecuador, y políticamente son una provincia de este país. Son 13 grandes islas volcánicas, 6 islas más pequeñas y 107 rocas e islotes que forman las Islas Galapagos. Las edades de las islas están comprendidas entre los 6 o 7 millones de años, hasta los 700 mil, y son las más nuevas las que tienen mayor actividad volcánica. Las cuatro islas con mayor población humana son Isabela, Santa Cruz, San Cristóbal y Floreana.
Investigadores del Woods Hole Oceanographic Institute (WHOI), de EE.UU., encontraron en 1977, la primera abertura o grieta hidrotermal, una especie de manantial que descarga una mezcla de agua caliente a temperaturas superiores a los 350° C, con minerales disueltos en forma de columnas de humo negro. Alrededor de esas fuentes viven vastas comunidades de animales, algunos desconocidos hasta ese entonces, que se alimentan de bacterias que toman la energía de los compuestos azufrados del agua expulsada por las aberturas, en lugar de tomarla del sol.
La inusual adaptación de estos animales a intensas presiones, altas temperaturas, absoluta oscuridad y químicos tóxicos, era nueva para los científicos. Esas condiciones biológicas son muy similares a las de hace 3.500 millones de años. Este descubrimiento abrió muchas vetas para la investigación, de manera que todo el hábitat sigue siendo centro neurálgico de múltiples estudios.
Sin dudas que las Islas Galapagos son un paraíso desde cualquier punto de vista, sólo tienes que proponerte ser parte de ese mágico lugar.
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