Uluru, también conocida como roca Ayers, es una gran roca de arena situada en el Territorio del Norte en el centro de Australia. Se encuentra en el parque nacional de Uluru-Kata Tjuta. La roca roja es sagrada para los aborígenes australianos.
Su enorme tamaño de 318 metros de alto, 8 kilómetros de contorno y hasta 2.5 kilómetros bajo la tierra, y que lo convierte en el segundo mayor monolito del mundo, alberga manantiales de agua, cuevas y pinturas ancestrales.
El primer no indígena en ver la formación fue el explorador australiano Ernest Giles quien le puso el nombre de Ayers Rock en honor a Sir Henry Ayers, cabeza del gobierno de Austrlia del Sur. Hoy en día ambos nombres son oficiales aunque desde 1993 se adoptó la dualidad Ayers Rock/Uluru y desde 2002 es Uluru/Ayers Rock a petición de una asociación de turismo australiana.
En la roca no hay ningún tipo de vegetación, pero en la base abundan las formaciones acuíferas y la tierra fértil, gracias a lo cual ha sido el sitio ideal para las celebraciones aborígenes a lo largo de la historia.
La roca Uluru es muy conocida por sus aparentes cambios de color dependiendo de la climatología y la luz solar del día y del año. Durante las puestas de sol la roca presenta una tonalidad rojo fuerte mientras que en los periodos húmedos parece gris plata.
Los Anangu (aborígenes locales) no suben al Uluru debido a su gran significado espiritual, así como también piden a los turistas y visitante que no lo hagan, en parte por su creencia de que la roca es sagrada así como por un sentido de responsabilidad sobre la seguridad de sus visitantes. En 1983 el primer ministro de Australia Bob Hawke prometió que prohibiría la ascensión pero no se llevó a cabo, probablemente porque es una de las atracciones más populares para los turistas.
En 1964 se añadió un pasamanos que se extendió en 1976 y que hace la hora de subida más fácil, pero los 800 metros de ascensión no exentos de dificultades y de un clima desértico extremo se han llevado la vida de más de cuarenta personas a lo largo de la historia, principalmente por fallos cardíacos.
En 1964 se añadió un pasamanos que se extendió en 1976 y que hace la hora de subida más fácil, pero los 800 metros de ascensión no exentos de dificultades y de un clima desértico extremo se han llevado la vida de más de cuarenta personas a lo largo de la historia, principalmente por fallos cardíacos.
Los Anangu también piden a los visitantes que no fotografien ciertas partes de Uluru opr razones relacionadas con las creencias tradicionales en las que se practucan rituales relacionados con el género en algunos lugares del Uluru, y a los que está prohibido acceder a las personas del sexo opuesto.
Existe el rumor de una maldición de mala fortuna que caerá sobre todo aquel que se lleve piedras del Uluru.
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